domingo, 9 de octubre de 2011

Diabetes en el Año Internacional de la Química.


Estamos ya en el mes de octubre, casi llegando a la tercera parte en este año en que poco se ha dicho -a lo mejor por lo poco atractivo que resulta el tema para muchos-, de la celebración internacional que ahora toca. Se trata nada menos que del “Año Internacional de la Química” y es quizá por que tengo una gran base química en mi formación profesional o por que me resulta sumamente seductor el tema, que no quiero dejar pasar la ocasión para hacer un pequeño homenaje a la Ciencia Química y hacer un repaso de los aparentemente imperceptibles beneficios que la aplicación de la química aporta en nuestra vida diaria.

Para aquellos que nos toco la de malas de padecer diabetes, lo más seguro es que tengamos mucho, pero mucho más que agradecer que la inteligencia humana sea capaz de entender a la naturaleza, al menos en su parte química, como para hacer nuestra vida un poco más amablemente vivida. Mucho más alla de especulaciones sobre que si la ciencia es intrínsecamente buena o que si es por culpa de la ciencia que el planeta está en crisis y otros muchos etcéteras más dignos de novelas de ficción, va el recuento y, que conste que para no hacer de este blog un insufrible tratado de notas historico científicas, me ajusaré a lo que actualmente aporta la química en la cotidianeidad diabética.

Para empezar, lo mas inmediato es clasificar qué es aquello que estudia la química y la resuesta es muy sencilla: todo aquello que tiene que ver con la transformación de la materia. Pero para no quedarnos igual, diremos que la propia química se divide para su estudio en inorgánica y Orgánica. Esta división nos permite separar a la naturaleza en objetos inanimados y seres vivos, ya que si la química inorgánica estudia las reacciones que se llevan a cabo entre todos los elementos conocidos (118 hasta la ultima cuenta), la química orgánica estudia las reacciones que ocurren entre unos muy pocos elementos como son el Carbono (C), Hidrógeno (H2), Oxígeno (O2), Nitrógeno (N) y algunas reacciones que incluyen Fósforo (P), potasio (K), Sodio (Na), Manganeso (Mn) y Hierro (Fe). Sin embargo con esos poquititos elementos, se construye toda la química de la vida. Pareciera poco, pero en realidad, es casi infinita la enorme variedad de compuestos que se pueden desarrollar con estos elementos que por su capacidad de formar diferentes tipos de enlaces, adquieren una enorme versatilidad. Así, en esta categoría podemos agrupar a los seres vivos, desde una bacteria -los virus siguen en controversia sobre si son o no seres vivos- hasta una persona, incluidos vegetales en una rama específica denominada Bioquímica en la que todos compartimos la misma materia prima. Hoy nos parece obvia esta declaración, pero es la química la que nos aporta tal conocimiento y sin ella, ni idea tendríamos del hecho.

Pero, antes de convertir en una clase de ciencias naturales la entrada de hoy a este blog, veamos en donde podemos encontrar en la vida actual a la química. Un poco de casos prácticos para mantenernos fuera de la pesada teoría.

Sin pretender seguir un orden estricto y, de seguro dejaré algunos aportes injustamente fuera, comienzo a ennumerar:

¿Qué tal los montones de pruebas de laboratorio a los que somos sometidos periódicamente? Si nos ponemos a pensar, todos están basados en determinar sustancias (buenas o malas), que se encuentran en nuestro cuerpo y los médicos solicitan a los químicos que trabajan en los laboratorios que analicen nuestros fluidos y secreciones corporales y les digan si encontraron o no y cuanto de cada cosa, un monton de sustancias. Que si la hemoglobina glucosilada, glucosa en sangre, que si ácido úrico, ácido fólico, líquido de diálisis, perfil de hormonas, antígeno prostático, microalbuminuria, hierro sérico, electrolitos (potasio, sodio, cloro y bióxido de carbono en sangre), creatinina, lípidos (colesterol, triglicéridos), tolerancia a la glucosa, etc. Podría seguir y seguir con la enorme batería de datos que la química de hoy día puede aportar para dar pistas precisas de nuestro estado de salud. Eso en cuanto a consulta médica.

En el diario devenir de la diabetes, los reactivos de las tiras para medir glucosa en sangre, la propia insulina que mantiene no solo con vida, sino con buena calidad de vida a infinidad de personas. Los medicamentos de uso diario, como los hipoglucemiantes, que los hay de varios tipos (inhibidores de la alfa-glucosidasa, análogos de la amilina, biguanidas, inhibidores del DPP-4, mimetizantes de la GLP-1, meglitinidas, sulfonilureas y tiazonilinedionas). Ya hablaré de ellos con más detalle en otra ocasión.

Un aspecto que ni parece ciencia y que esta diariamente en la vida de todos, es el más cotidiano de los laboratorios químicos y que conocemos con el familiar nombre de “la cocina”. Pues sí las cocinas son el espacio en que trabajan mujeres y hombres que sin un título en ciencias hacen ese milagro de transformar materia prima organica e inorgánica en alimentos que sirven de nutrimento y esa transformación en la parrilla, el horno, el comal o la olla, no son otra cosa que reacciones químicas que desdoblan, hidrolizan, saponifican, oxidan, reducen y otras más reacciones químicas, que finalmente, dan sabor, color, olor y sustancia de lo que llamamos nutrición. Además si metemos a la ciencia química a la cocina, podremos saber un monton de datos que hoy en día son indispensables en la correcta alimentacíon de una persona con diabetes. Podremos saber cuánto aporta en calorías un determinado alimento, podemos conocer con un buen grado de confiabilidad el contenido y calidad de las grasas de un determinado tipo de alimento y la cantidad y calidad de aporte protéico. Si la cocina es industrial y el alimento procesado, son los químicos especialistas en alimentos, los que determinan los datos del valor nutricional que hoy en día se publican en los empaques de éstos.

Y para finalizar, quisiera símplemente hacer notar que muchos de los que hoy vivimos con diabetes probablemente no hubiesemos podido lograr el milagro sin la intervencón de la química en la vida de cada uno de nosotros, pues el simple conocimiento de que nuestra energía procede de un glúcido monosacárido (glucosa), que ésta requiere de una hormona (insulina) para ser aprovechada, han sido cruciales para el desarrollo de aquellas sustancias que nos permiten seguir vivos y funcionales por la superficie de esta azul canica que flota en el sistema solar.

Por ello y antes que acabe el año, dejo aquí este breve y diabético homenaje a todo aquello bueno que la química significa en nuestras dulces vidas

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