lunes, 31 de octubre de 2011

Noviembre, mes dedicado a la diabetes




Es interesante de vez en cuando hacer un alto en el camino y observar el trecho avanzado y el paisaje que hemos ido dejando atrás. Esto es bueno realizarlo de vez en cuando en todas las diversas actividades en que dividimos nuestra vida diaria y, también, por qué no, en lo que llamamos la vida como un todo. La vida con diabetes también permite este tipo de ejercicio y hoy es un buen día para hacerlo. Hacerlo nos permite notar el cambio en el periodo transcurrido y hacer la evaluación de si realmente estamos progresando hacia algo mejor, si nuestras metas se han alcanzado y si nuestra situación actual corresponde con lo que en esa referencia pasada imaginamos.

El que hoy sea el último día de octubre y que en vez de estar en la fiesta del halloween me encuentre atormentando el teclado de mi laptop al tiempo que me planteo esta reflexión, me da el espacio adecuado para anticiparme a los temas del siguiente mes. Por ello doy un salto de reversa en el tiempo, rescato del “archivo con telarañas” la entrada original, la primera de cuando inauguré este espacio, el 30 de noviembre de 2006 que en realidad fueron dos entradas con la misma fecha, la primera dando la razón de lanzarme a hacer este ejercicio de escritura pública y la segunda, dedicada al mes de la diabetes y, muy particularmente, mi percepción sobre lo que ese 14 de noviembre me significó como diabético.

En aquel entonces asentaba entre indignado y sarcástico lo poco que se dijo y se hizo respecto a la diabetes y me autoimpuse la quijotesca encomienda de ser el paladín virtual de la diabetes. Que miope era yo en ese momento y aun lo sigo siendo. Poco preveía lo que unos pocos meses después sería el gran ímpetu de las redes sociales y –aquí no me equivoqué- la importancia y la fuerza de la sociedad civil para darle impulso a iniciativas que los gobiernos parecían no querer abordar con mucha claridad y firmeza.

Más rápidamente que lo que se puede asimilar, se ha ido desarrollando a través de la red de redes una comunidad virtual interesada en los temas relativos a la diabetes y al cierre de esta edición ya tengo una cantidad enorme de referencias e invitaciones tanto locales como a nivel internacional, para participar en acciones, eventos, competencias y un enorme etcétera, en este mes dedicado a la diabetes y su prevención. Además de las iniciativas que están llegando a niveles de jefes de gobierno a través de las asociaciones y federaciones de diabetes en todo el mundo.

Otro punto digno de reflexión es que ese 30 de noviembre en que lancé mis dos primeras notas, lo hacía en la casi férrea convicción de que era un ejercicio personal, que ni siquiera llamaría la atención de alguien más allá del más reducido núcleo familiar quienes “por compromiso” lo leerían y retornarían un “ah, que interesante” a lo sumo. Mi visión en ese entonces era que cada entrada que subía equivalía a esas botellas lanzadas por los náufragos desde su isla desierta, en la muy, pero muy remota esperanza que algún día llegaran a manos de algún imaginario lector que la leyera sin tirarla a la basura. La gran sorpresa fue cuando los primeros comentarios fueron llegando y me animaron a seguir adelante con este ejercicio epistolar. Hoy en día, agradezco a la comunidad dispersa en diferentes partes del mundo, mayoritariamente en el continente americano, que sigan consultando este espacio, donde espero que la información que aquí deposito le sea de utilidad a mis lectores o a alguno de sus familiares o amigos.

 Hoy después de casi cinco años de presencia en la red y más de treinta y cuatro mil quinientas visitas, me siento animado a seguir adelante y continuar con este esfuerzo de ir compartiendo mis cuitas, temores, alegrías, aprendizaje y logros con quienes se asoman a esta ventana virtual.

Una de las primeras cosas que descubrí respecto a este blog, es que escribir y compartir el resultado, me ayuda enormemente a canalizar la diaria tensión que implica la vida con diabetes, que el estrés de mantenerse en control, resistir la tentación de lo sabroso pero dañino, además del diario estrés al que todo mundo estamos sujetos por el simple hecho de vivir en una sociedad urbana tan conflictiva como lo es la Ciudad de México, se van disipando conforme voy avanzando en los textos. Escribir tiene ese efecto de bálsamo a las angustias del alma.

Por eso hoy, que hice este ejercicio de reflexión desde lo escrito en ese primer texto que me animé a publicar, me siento animado para retomar este rumbo con renovado espíritu y en los próximos días en que estaremos a tambor batiente, celebrando el mes mundial de la diabetes y, particularmente, el 14 de noviembre, día mundial de la diabetes, ir aportando mas material de lectura. Para ese entonces, el 14, pienso pasarlo de vacaciones en algún destino de playa del lado del Océano Pacífico, pero también tengo el propósito de seguir escribiendo entradas en este espacio, todas, dedicadas a difundir actividades relacionadas con este mes que está comenzando. Al fin y al cabo que las distancias y fronteras se diluyen en el mundo virtual.

Por lo pronto, los invito a unirse a la iniciativa de la IDF (Federacióninternacional de diabetes) de vestirnos de azul (color oficial mundial de las campañas de prevención de la diabetes), todos los viernes de noviembre.

domingo, 30 de octubre de 2011

Obesidad, ByPass Gástrico y hallazgos a largo plazo




En esta ocasión y como despedida del mes de octubre, tomaré nuevamente el tema de la obesidad, sus consecuencias (diabetes mellitus tipo 2 incluida), la cirugía bariátrica (en particular la denominada bypass gástrico) y los resultados con visión de largo plazo.

Primero que nada, dentro del tema que ya he tocado en anteriores ocasiones con relación a la cirugía bariátrica, en esta ocasión daré un giro con respecto a los esfuerzos que en México se están haciendo para combatir la epidemia de obesidad prevalente en este inicio del siglo XXI. Me anticipo a la pregunta y la respuesta obvias al respecto, dada la grande correlación que existe entre la diabetes mellitus tipo 2, en particular, con un aumento en la obesidad, combinada claro está, con factores de tipo genético, puesto que sabemos que si bien hay una enorme correlación entre obesidad y diabetes, no en todos los casos se presentan simultáneamente estas dos condiciones.

Pero el pretexto de hoy es contar que el pasado 12 de este mes, asistí al 7° aniversario del ahora llamado “Centro de Nutrición, Obesidad y Alteraciones Metabólicas ABC” que opera precisamente en el Hospital ABC de la Ciudad de México. Lo especial del evento, que por cierto tuvo muchísimos momentos especiales, es que la celebración la realiza el cuerpo médico de la clínica, en conjunto con los pacientes operados con ByPass gástrico, quienes donan a su elección y en especie, un kilo de frijol o arroz, por cada kilogramo de peso perdido por la intervención quirúrgica y el chiste de la ceremonia, aparte de saber que esa donación va a parar a gente en riesgo alimentario, es que cada quién cargue esos kilos y se dé cuenta el enorme sobrepeso que portaba diariamente.

Si bien yo no estoy operado -no cubro el criterio clínico para ello- soy invitado permanente del grupo de apoyo de la clínica y precisamente lo que quiero tomar el día de hoy al cierre de octubre, es que como parte de la celebración del aniversario siete, se repartió a los asistentes del grupo de apoyo el libro “Bypass Gástrico, ¿Qué hay más allá de la cirugía?” Debo decir que aunque el tema es árido por su naturaleza médica, está escrito de forma amena, entendible para quienes no somos médicos o tenemos un entrenamiento en medicina y, además aporta datos de última frontera en medicina, tratamientos, medicamentos, complementos vitamínicos y terapias antes, durante, inmediatamente después y a largo plazo post cirugía. Cabe destacar que la clínica está enfocada de manera exclusiva al tema de tratamientos para la obesidad, en lo particular en lo relativo a la denominada mórbida, hay otros factores a considerar que dan el criterio de elegibilidad para el proceso quirúrgico. Entre los criterios está el IMC del paciente y co morbilidades asociadas como la hipertensión, diabetes, riesgo coronario, apnea del sueño y otros más.

Por lo que se nos informó a los asistentes a la ceremonia de presentación del libro, es la primera vez que se toca el tema del largo plazo en el postoperatorio y las consecuencias de la cirugía así como sobre las estrategias para fomentar el apego a las buenas prácticas de salud alimentaria que permitan al paciente obeso alcanzar y mantener un peso normal en el largo plazo.

El libro es breve, ciento tres páginas que engloban catorce capítulos escritos de forma independiente por profesionales de la salud en todas las áreas que conciernen a la operación de la clínica y exponen de manera muy clara material de gran utilidad tanto para médicos como para pacientes y sus familiares. Los temas son sumamente completos y permiten entender a la cirugía en un enfoque holístico, donde en conjunto con la parte médica se conjuga el tema sicológico, el nutricional, el del deporte, la imagen corporal, opciones de cirugía estética y, de manera muy destacable, la relativa a la importancia de los grupos de apoyo en el éxito de largo plazo.

Reprimo la tentación de contar el contenido completo aunque su lectura me ha sido altamente esclarecedora y educativa y en lugar de ello recomiendo ampliamente su lectura. Me da gusto que en este México a veces tan marginado de la principal corriente de investigación científica, se haga este tipo de trabajo de primerísimo nivel y se publique un texto tan claro y completo. Mis felicitaciones a los autores y los colaboradores que hicieron posible esta edición.

viernes, 28 de octubre de 2011

Diabetes y los vegetales, ¿realmente sabemos comer bien? (IV)



Una de las principales restricciones que se presenta al momento de definir qué sí y qué no incluir en un plan de alimentación para quienes padecemos de diabetes, es el contenido de azúcar en los vegetales que integraran nuestra diaria ingesta y aunque la obvia selección recae en los alimentos dulces, como la fruta, la sorpresa es que no necesariamente están solas del lado de los vegetales que potencialmente nos pueden dañar si no observamos cierta restricción en su cantidad. En la anterior entrada de esta serie definíamos los grupos de vegetales y en esta ocasión dejaré de lado la fruta, de la cual ya sabemos que contiene grandes cantidades de azúcares y veremos en su lugar un poco más de cerca a los cereales, las leguminosas y las  Verduras del grupo II, que sin ser lo que conocemos como comidas dulces, su contenido de azúcares es lo suficientemente elevado como para que por lo menos nos tomemos la molestia de contar lo que de estas variedades escogemos y así evitar picos de glucosa en la sangre, creyendo que estamos comiendo la opción más sana por que no nos es dulce al paladar.

Sabemos claramente que aunque no saben dulce, los cereales y las leguminosas deben comerse en poca cantidad pues nos han dicho que tienen un gran contenido energético, pero ¿realmente conocemos la fuente de tanta energía acumulada? Pues resulta que la respuesta está en que toda la energía que utiliza nuestro organismo corresponde a un solo tipo de materia prima llamada glucosa. Sin embargo, en este punto comienzan a surgir las preguntas en un torrente atropellado como por ejemplo ¿los cereales y leguminosas tienen glucosa?, ¿y la fructosa apá? Y otras muchas que pueden ir surgiendo alrededor del tema. Así que de manera irremediable, esta ocasión haremos un repaso de química orgánica para ampliar el panorama sobre los principales conceptos con respecto a la glucosa y los azúcares en general.

Más que usar el término glucosa o materia prima energética, está muy difundido en el entorno médico y coloquial el término “carbohidratos” el químicamente correcto “glúcidos” o sea, derivados de la glucosa. Que proviene del griego “glicis –glicys-dulce”

Como anécdota de mis años de estudiante, cuento que dentro del rigor Universitario, el profesor del curso de Química Orgánica I, imponía el precio de una reprobada sin pasar por el  “inconveniente” de un examen por el simple desliz de usar los términos “carbohidrato” o “hidratos de carbono” en vez del correcto “glúcidos”. Quizá por eso cada vez que leo, escucho o utilizo tales términos, un cierto escalofrío culpable recorre mi columna, pero eso es solamente una anécdota y usar el término carbohidratos también es generalmente aceptado.

Pero ya que estamos entrados en esto, vale la pena hacer algunas precisiones:

Los glúcidos se dividen en monosacáridos, disacáridos, Oligosacáridos y Polisacáridos, dependiendo de su estructura química y su enorme capacidad para formar cadenas a partir de estructuras simples y su versatilidad para generar productos de diferentes propiedades químicas partiendo de una misma molécula según la unión sea en diferente átomo.

La relevancia (mi justificación para este súper rollo), es que en los alimentos naturales y en los procesados vamos a encontrar la gama completa, siendo unos buenos para el organismo (cuando la insulina hace su trabajo) y otros son pésimos al grado de provocar daños graves por su ingesta cotidiana en grandes cantidades.

Como la idea no es dar un repaso exhaustivo de temas áridos como para muchos suele ser el caso de la química orgánica, sino presentar una referencia sencilla para entender el papel de los azúcares que intervienen en la alimentación, entremos en materia.

Los glúcidos más sencillos son los monosacáridos y a esta clasificación pertenecen la glucosa y la fructuosa (hay muchos más que intervienen en el proceso metabólico, pero no de origen vegetal), ambos presentes en los alimentos ya sea de forma simple o en forma combinada en los disacáridos y polisacáridos. Tanto la glucosa como la fructuosa se encuentran en las frutas (más la fructosa) y debido a que tienen una fórmula similar, el organismo no tiene problema en transformar la fructosa en glucosa para asimilarla.

Por cierto, en algunos alimentos procesados en que se anuncia que no contienen azúcar, no es poco frecuente que citen que contienen fructosa y dextrosa (nombre usual para la glucosa), por lo que están entregando alimentos con mucha azúcar, solo que disfrazándolos al declarar que no contienen azúcar, cuando tanto la fructuosa como la dextrosa son azúcares y por ello hago un llamado a no caer en el engaño. Como dato adicional tanto la fructuosa como la glucosa (dextrosa) tienen valores energéticos similares (4 Kcal/gr).

Los glúcidos que siguen en complejidad son los disacáridos, que como su nombre lo sugiere, se forman por la unión de dos monosacáridos que pueden ser dos glucosas o una glucosa y una fructosa. Así encontramos sustancias que nos son sumamente familiares como por ejemplo la maltosa (se encuentra en los granos de la malta germinada, base en la elaboración de cerveza y productos de panadería) y que está formada por dos moléculas de glucosa unidas por un enlace glucósido.  Otro disacárido famoso es la lactosa que se forma por la unión de una molécula de glucosa y una de galactosa (otro monosacárido) y se encuentra presente en la leche y sus derivados. Como dato cultural, la famosa intolerancia a la lactosa se debe a la incapacidad del organismo de producir una enzima llamada lactasa que es indispensable en la digestión de la lactosa.

Todo un caso es la comercialmente conocida azúcar de mesa, que está formada por la unión de una molécula de fructosa y una molécula de glucosa y proviene de la caña de azúcar y del betabel o remolacha. Es curioso, ninguna de las dos es una fruta; son tallo y raíz, respectivamente. Por ello, regresando al tema de productos anunciados como “sin azúcar” pero que contienen “fructosa” y en algunos casos glucosa renombrada como dextrosa para que suene inocua o maltosa o una combinación, es simplemente recurrir al truco de separar la molécula de sacarosa en sus componentes y declarar que NO contiene azúcar. Que trampa ¿no creen?

Como casos especiales dignos de mención y mucho cuidado tengo dos, uno que aparece de forma natural y otro que es producto de la industrialización de los alimentos. El primero es un oligosacárido y el ultimo un polisacárido. Así que al redoble del tambor, los lanzamos a la pista y los presentamos:

En primer lugar, aparece el “almidón”, sí el que las abuelas usaban para atiesar las camisas, carpetas y manteles para que al momento de planchar quedaran estiradas esas prendas y lucieran muy coquetas, pero si en mi infancia –y ahora-, me hubieran ofrecido algo así como “¿gustas una cucharadita de almidon?” lo más probable es que hubiese puesto “cara de fuchi”, rechazando la oferta. Sin embargo ante la oferta de ¿gustas unas papitas a la francesa?, dudo que haya alguien a quién no se le antojen. Bueno, esa es una primera pista de en donde encontramos a ese tan sabroso ingrediente llamado almidón, el cual se encuentra también en otros vegetales como el maíz, trigo, arroz, el camote (batata o papa dulce) y, por supuesto la ya mencionada papa (patata). Bueno, estos vegetales caen –la experiencia gustativa nos lo confirma-, entre lo levemente dulce y lo francamente insípido. Entonces, ¿de dónde sale tanta caloría?

Bueno, respiramos hondo y sale la química al rescate. Resulta que el almidón es, como ya había escrito arriba, un oligosacárido complejo, esto es, un azúcar que consta de dos moléculas menores que unidas forman la molécula del almidón. Así pues, si tomamos una molécula de amilosa y otra de amilopectina, ya tenemos un almidón. Antes de entrar en pánico, estos nombrecitos se refieren a moléculas formadas exclusivamente de cadenas de glucosa: La amilosa forma cadenas lineales con hasta 2,500 unidades de glucosa, mientras que la amilopectina siendo más pequeña, contiene de 25 a 30 moléculas de glucosa que se unen de forma ramificada con apariencia de un árbol.

El fondo del asunto, es que los almidones no son otra cosa que glucosa, mucha glucosa que hace que todos aquellos vegetales que lo contienen, se agrupen como carbohidratos de elevado valor glucémico y por ello, deben ser tratados con mucho cuidado a la hora de balancear un plan de alimentación.

Para el gran final, dejo los polisacáridos, de los cuales el más digno de mención es el jarabe de alta fructuosa que se encuentra en prácticamente todos los alimentos que son artificialmente procesados, como refrescos de soda, repostería, salsas dulces y caramelizados, entre muchos otros. Es más, su uso está tan extendido, que es realmente difícil encontrar alimentos procesados que no sean endulzados con este polisacárido. El nombre más conocido y que consiste en una gran variedad de productos combinados en diferentes proporciones, es el famoso “jarabe de alta fructosa del maíz” el cual se comenzó a usar industrialmente en la década de los 70’s como una opción más económica que la sacarosa o la propia glucosa (dextrosa) en la preparación de estos productos.

El jarabe de alta fructosa de maíz (JAFM), está típicamente constituido por una mezcla del tipo:

14% fructosa
43% dextrosa
31% disacáridos

12% otros productos (cualquier cosa cabe en esa definición)

Sin embargo, esta barata fuente de sabor dulce resulta que se convierte en la materia prima que nuestro hígado utiliza para producir los famosos triglicéridos, que son la reserva energética del organismo. Es más, su consumo excesivo se señala como origen de la enorme epidemia de obesidad mundial y las complicaciones asociadas a la condición obesa.

En próximas entradas retomaré el tema de la obesidad, sus causas, consecuencias y tratamientos.

sábado, 15 de octubre de 2011

Día Mundial de la Diabetes, comenzamos la cuenta regresiva.




Hoy comenzamos a contar en reversa el mes que falta para la conmemoración del día Mundial de la Diabetes. Esta noticia no es noticia en sí, sino que al parecer en esta ocasión estará marcada por una serie de propuestas de cambio a nivel mundial que pudiesen marcar una nueva y radical transformación de cómo se maneja la diabetes a nivel mundial, por parte de los sistemas de salud. Hay una buena cantidad de temas que serán tratados en la convención que coincidiendo con la anual jornada dedicada a la diabetes, se celebrará en Dubai (quién pudiera haber asistido, ya habrá nuevas ocasiones).

La agenda de temas será muy amplia y, si bien la expectativa que hace poco más de once meses se planteó para el evento fue en el sentido de hacer el congreso mundial con temas de actualidad presentando los ultimos avances sobre diabetes y enfermedades asociadas, medicamentos, equipos y terapias, hubo dos cambios que resultaron darle un giro radical al planteamiento del congreso por venir. El primero,desde que se plantearon los temas generales, se decidió hacer un especial énfasis en la prevención, en particular en lo relativo al preocupante incremento del número de casos nuevos de diabetes tipo 2, lo que propició el nacimiento de campañas como la de “¡Actuémos ya! Contra la diabetes” y la de “Get Raged” (algo así como enfurecerse) por la diabetes y que tienen como objetivo hacer conciencia en la sociedad en general el grave problema de salud que significa la prevalencia de la diabetes a nivel mundial, así como hacer reaccionar a los individuos enfermos diagnosticados, enfermos NO diagnosticados y población sana hacia una conciencia del riesgo implícito de contraer diabetes y, sobre todo, desarrollar una cultura de la prevención.

La segunda consecuencia, no prevista en un inicio, es que conforme estos conceptos han ido tomando impulso, ha venido creciendo una campaña -apoyada entre otras a través de las redes sociales-, que culminó en la Cumbre Mundial de la ONU celebrada en el pasado mes de agosto, donde los jefes de estado se vieron ante la presión mundial por tomar de manera urgente medidas que permitan no solo frenar la preocupante tasa de incremento de casos nuevos de diabetes, sino que la tendencia se revierta hacia valores promedio los mínimos posibles.

La consecuencia final de esta cumbre, según las notas preparatorias de la IDF (Federación Internacional de Diabetes, por sus siglas e inglés), es que todo parece indicar que los asistenetes al congreso de Dubai contarán con poder de decisión suficiente como para tomar medidas inmediatas, efectivas y con la fuerza de los respectivos Estados representados, para aterrizar y hacer realidad este anhelo de todos. Por ello pretendo ir compartiendo aquí las notas preparatorias del congreso y, conforme se vayan dando a conocer, las conclusiones y compromisos alcanzados.

Al parecer la voluntad comienza a tomar sustancia en la forma de una acción coordinada para buscar cómo mejorar la calidad de vida de quienes ya tenemos diabetes y, procurar que quienes no la sufren, se mantengan lo más sanos posible por el mayor tiempo que se pueda.

Hagamos votos para que la inteligencia y el buen sentido común prevalezcan en Dubai y prendamos una vela -azul- para mostrar nuestro apoyo.

domingo, 9 de octubre de 2011

Diabetes en el Año Internacional de la Química.


Estamos ya en el mes de octubre, casi llegando a la tercera parte en este año en que poco se ha dicho -a lo mejor por lo poco atractivo que resulta el tema para muchos-, de la celebración internacional que ahora toca. Se trata nada menos que del “Año Internacional de la Química” y es quizá por que tengo una gran base química en mi formación profesional o por que me resulta sumamente seductor el tema, que no quiero dejar pasar la ocasión para hacer un pequeño homenaje a la Ciencia Química y hacer un repaso de los aparentemente imperceptibles beneficios que la aplicación de la química aporta en nuestra vida diaria.

Para aquellos que nos toco la de malas de padecer diabetes, lo más seguro es que tengamos mucho, pero mucho más que agradecer que la inteligencia humana sea capaz de entender a la naturaleza, al menos en su parte química, como para hacer nuestra vida un poco más amablemente vivida. Mucho más alla de especulaciones sobre que si la ciencia es intrínsecamente buena o que si es por culpa de la ciencia que el planeta está en crisis y otros muchos etcéteras más dignos de novelas de ficción, va el recuento y, que conste que para no hacer de este blog un insufrible tratado de notas historico científicas, me ajusaré a lo que actualmente aporta la química en la cotidianeidad diabética.

Para empezar, lo mas inmediato es clasificar qué es aquello que estudia la química y la resuesta es muy sencilla: todo aquello que tiene que ver con la transformación de la materia. Pero para no quedarnos igual, diremos que la propia química se divide para su estudio en inorgánica y Orgánica. Esta división nos permite separar a la naturaleza en objetos inanimados y seres vivos, ya que si la química inorgánica estudia las reacciones que se llevan a cabo entre todos los elementos conocidos (118 hasta la ultima cuenta), la química orgánica estudia las reacciones que ocurren entre unos muy pocos elementos como son el Carbono (C), Hidrógeno (H2), Oxígeno (O2), Nitrógeno (N) y algunas reacciones que incluyen Fósforo (P), potasio (K), Sodio (Na), Manganeso (Mn) y Hierro (Fe). Sin embargo con esos poquititos elementos, se construye toda la química de la vida. Pareciera poco, pero en realidad, es casi infinita la enorme variedad de compuestos que se pueden desarrollar con estos elementos que por su capacidad de formar diferentes tipos de enlaces, adquieren una enorme versatilidad. Así, en esta categoría podemos agrupar a los seres vivos, desde una bacteria -los virus siguen en controversia sobre si son o no seres vivos- hasta una persona, incluidos vegetales en una rama específica denominada Bioquímica en la que todos compartimos la misma materia prima. Hoy nos parece obvia esta declaración, pero es la química la que nos aporta tal conocimiento y sin ella, ni idea tendríamos del hecho.

Pero, antes de convertir en una clase de ciencias naturales la entrada de hoy a este blog, veamos en donde podemos encontrar en la vida actual a la química. Un poco de casos prácticos para mantenernos fuera de la pesada teoría.

Sin pretender seguir un orden estricto y, de seguro dejaré algunos aportes injustamente fuera, comienzo a ennumerar:

¿Qué tal los montones de pruebas de laboratorio a los que somos sometidos periódicamente? Si nos ponemos a pensar, todos están basados en determinar sustancias (buenas o malas), que se encuentran en nuestro cuerpo y los médicos solicitan a los químicos que trabajan en los laboratorios que analicen nuestros fluidos y secreciones corporales y les digan si encontraron o no y cuanto de cada cosa, un monton de sustancias. Que si la hemoglobina glucosilada, glucosa en sangre, que si ácido úrico, ácido fólico, líquido de diálisis, perfil de hormonas, antígeno prostático, microalbuminuria, hierro sérico, electrolitos (potasio, sodio, cloro y bióxido de carbono en sangre), creatinina, lípidos (colesterol, triglicéridos), tolerancia a la glucosa, etc. Podría seguir y seguir con la enorme batería de datos que la química de hoy día puede aportar para dar pistas precisas de nuestro estado de salud. Eso en cuanto a consulta médica.

En el diario devenir de la diabetes, los reactivos de las tiras para medir glucosa en sangre, la propia insulina que mantiene no solo con vida, sino con buena calidad de vida a infinidad de personas. Los medicamentos de uso diario, como los hipoglucemiantes, que los hay de varios tipos (inhibidores de la alfa-glucosidasa, análogos de la amilina, biguanidas, inhibidores del DPP-4, mimetizantes de la GLP-1, meglitinidas, sulfonilureas y tiazonilinedionas). Ya hablaré de ellos con más detalle en otra ocasión.

Un aspecto que ni parece ciencia y que esta diariamente en la vida de todos, es el más cotidiano de los laboratorios químicos y que conocemos con el familiar nombre de “la cocina”. Pues sí las cocinas son el espacio en que trabajan mujeres y hombres que sin un título en ciencias hacen ese milagro de transformar materia prima organica e inorgánica en alimentos que sirven de nutrimento y esa transformación en la parrilla, el horno, el comal o la olla, no son otra cosa que reacciones químicas que desdoblan, hidrolizan, saponifican, oxidan, reducen y otras más reacciones químicas, que finalmente, dan sabor, color, olor y sustancia de lo que llamamos nutrición. Además si metemos a la ciencia química a la cocina, podremos saber un monton de datos que hoy en día son indispensables en la correcta alimentacíon de una persona con diabetes. Podremos saber cuánto aporta en calorías un determinado alimento, podemos conocer con un buen grado de confiabilidad el contenido y calidad de las grasas de un determinado tipo de alimento y la cantidad y calidad de aporte protéico. Si la cocina es industrial y el alimento procesado, son los químicos especialistas en alimentos, los que determinan los datos del valor nutricional que hoy en día se publican en los empaques de éstos.

Y para finalizar, quisiera símplemente hacer notar que muchos de los que hoy vivimos con diabetes probablemente no hubiesemos podido lograr el milagro sin la intervencón de la química en la vida de cada uno de nosotros, pues el simple conocimiento de que nuestra energía procede de un glúcido monosacárido (glucosa), que ésta requiere de una hormona (insulina) para ser aprovechada, han sido cruciales para el desarrollo de aquellas sustancias que nos permiten seguir vivos y funcionales por la superficie de esta azul canica que flota en el sistema solar.

Por ello y antes que acabe el año, dejo aquí este breve y diabético homenaje a todo aquello bueno que la química significa en nuestras dulces vidas

miércoles, 5 de octubre de 2011

Hay tropiezos en la vida



No siempre la adversidad se presenta en forma de enfermedad o complicaciones crónicas o agudas alrededor del tema de la diabetes. No, a veces se trata de la rebelión de las máquinas, estilo TERMINATOR solo que sin ataques mortales contra los adversarios humanos, aunque a veces tan dañinos como una granada de fragmentación. Resulta que mi notebook dejó de funcionar dado que el transformador de corriente se murió y mi fiel equipo rindió hasta lo que la pila duró, pero buena parte de mis archivos quedaron en el limbo electrónico en tanto consigo la refacción adecuada. Por de mientras, si bien me alcanzó la batería para respaldar archivos relativos a la chamba cotidiana, no alcancé a rescatar los relativos a la diabetes y este blog, por lo que las publicaciones sobre “Diabetes y Vegetales” tendrán que aguardar un espacio para salir a la red de redes.

De acuerdo a la famosa Ley de Murphy, estos desastres cotidianos ocurren en el peor momento y de la peor forma posible, pero afortunadamente esta ley y sus miles de corolarios no incluyen que los daños tengan que ser permanentes o irremediables. Además que los temas y materiales a publicar en este espacio son muchísimos, particularmente ahora que estamos a unas pocas semanas de la celebración del día mundial de la diabetes y el congreso mundial de Dubai en el que se espera se tome a nivel global la decisión de realizar acciones preventivas y correctivas que atajen el pavoroso incremento de casos de diabetes en todo el mundo, pues como ya lo he escrito en este espacio, no solo se trata de la diabetes tipo 2, sino que hay evidencia de que la proporción 90/10 entre casos del tipo 2 y tipo 1 se mantiene, lo que implica, igualmente, un incremento de casos de diabetes tipo 1, lo que es en extremo preocupante pues existe, al menos, una causa no detectada que incide en este aumento.

Por otro lado y no menos importante, está la rápida aparición de nuevos casos de diabetes tipo 2 ligados a la prevalencia de la obesidad infantil, lo que está llevando a la disminución en la edad de adquisición de la diabetes, que en generaciones previas era arriba de los treinta y cinco años a edades por debajo de los diez años, dando muy pobres expectativas de vida a una cada vez mayor capa de la población mundial.

Por eso y desde una máquina prestada para resolver mi pequeño drama de comunicación, hoy me relanzo a vaciar mis reflexiones en torno a lo que la diabetes nos puede impactar a niveles que van desde lo muy personal, hasta lo francamente global. Además, aprovecho para pedir su opinión amables lectores sobre la nueva imagen de la página, ya que estoy experimentando la mejor forma de que sea atractiva a la vista y retenga su muy esperada atención. Así pues, esperando rescatar en el corto plazo mis archivos, esperaré emocionadamente cualquier comentario o crítica de cómo se lee el blog con este nuevo formato.