viernes, 15 de diciembre de 2023

La diabetes y los propósitos de año nuevo ¡Feliz 2024!

Estamos llegando a la mitad del ultimo mes del año. Un año que se ha caracterizado. como prácticamente cada año lo hace desde su inicio, como catastrófico con respecto a pérdidas personales, familiares, patrimoniales y de toda índole que en cantidad récord se sigue llevando aun al día de hoy y no sabemos qué o quienes mas puedan unirse a la lista en los días que restan de este arrasador 2023.

Asimismo, estas fechas son propicias para hacer propósitos para el próximo año. Propósitos que están pensados para durar los trescientos sesenta y cinco días que nos separan de la próxima cena de año nuevo y que se supone nos harán más sanos y mejores personas, en lo físico, intelectual, laboral y qué se yo cuantos más aspectos.

Todo mundo habla de sus propósitos para este año y los hay quienes se marcan metas que van desde las francamente inalcanzables hasta las que, simplemente, sabremos que las seguiremos por unos cuantos días para luego abandonarlas repentinamente después de un holgado fin de semana donde surja la poderosa flojera y los propósitos se debiliten hasta el punto del abandono.


Sin embargo, como anotaba al principio de esta entrada, siempre los propósitos suelen ser del tipo ir de menos a mas en el ciclo anual buscando alcanzar una mejor condición si no en todos, al menos en algún aspecto relevante de nuestras vidas,
Por ello yo he decidido seguir haciendo, como cada año desde hace más de tres lustros, sólo un propósito de año nuevo y es: no hacer ningún propósito este año. Después de todo, no podemos abandonar un sitio en el que nunca hemos estado y, un propósito no formulado, es un propósito imposible de fallar.

Sin embargo, no todo es vida sin propósitos ni simple deriva. Se trata de diferenciar entre el entusiasmo de principio de año que nos hace pensar que, ahora sí, podremos cambiar y que, mediante la elaboración de un simple listado de propósitos que no expresan sino un, por nosotros sabido, ideal imposible de alcanzar al intentar ser diferentes de lo que el permanente hábito de seguir siendo los mismos nos mantiene sin cambiar sustancialmente cada año y la firme disciplina de aquello que sabemos que aunque difícil de mantener, se integra a la colección de hábitos personales que ejercemos cotidianamente.

Por mi cuenta, una de las formas de hacer propósitos que funcionen permanentemente, es precisamente no intentar metas demasiado grandes que las hagan parecer inalcanzables. Mi meta es mantenerme en el significado de la frase “Solo por hoy…”, la cual tiene dos referencias a cual más excelente. La primera proviene del "Decálogo de la Serenidad" del Papa Juan XXIII y probablemente la más famosa, del lema de AA. En ambos casos la llamada es a enfrentar los desafíos de la vida un día a la vez. Cuando la meta es abrumadoramente pesada, como lo es renunciar a ciertos alimentos deliciosos de por vida y mantener un control estricto en el largo plazo, nos podemos rendir porque creemos que no tendremos la fuerza ni la férrea voluntad para lograrlo. Pero si esa enorme carga la fragmentamos en pequeñas dosis de veinticuatro horas cada vez, el tamaño del espectro ya no es tan atemorizante. 

Solo por hoy haré mi rutina de ejercicio, solo por hoy cumpliré mi plan de alimentación (nótese que no utilicé el término dieta), solo por hoy tomaré puntualmente mis medicamentos, sólo por hoy tendré los cuidados que mi condición de diabético me exige. Mañana… no lo se, mañana está demasiado lejos como para angustiarme. Hoy tengo ganas de vivir y tengo ganas de hacerlo bien. No sé si mañana pueda, mucho menos si lo lograré el resto de mi vida. Hoy no quiero, sino hasta después de mañana, pensar que la diabetes será mi permanente compañera. Solo por hoy haré que vivir valga la pena, como ha valido la pena vivir solo por hoy, los casi veinticinco años que llevo desde que fui diagnosticado. Así pues, no me angustio ya que sé que solo por hoy, lo habré logrado.

viernes, 16 de noviembre de 2012

Numeralia diabética.






Tengo que reconocer que noviembre no ha sido muy bueno para mi estado de ánimo con respecto a la diabetes o al menos así parece reflejarlo el tono un tanto oscuro de mis dos últimas entradas. Sin embargo quisiera poner en claro que no estoy para nada ni triste o desanimado y tampoco enojado con la enfermedad ni con la idea de tener diabetes. Después de todo, tener diabetes es mi realidad y tengo que aceptarla y si bien no la puedo cambiar, puedo hacer todo aquello en la esfera de mi alcance, para mantenerme en control y no permitir que el deterioro esperado sea una realidad en mi caso. Llevo trece años intentándolo y parece ser que hasta ahora es un éxito.

Quienes leyeron la última entrada saben que me tomaron muestras de laboratorio el mero Día Mundial de la Diabetes y tendré mis resultados para el próximo miércoles 21. Mi expctativa es que las cifras que revelan mi estado de salud, declaren que no solo digo sino que en efecto, hago aquello que predico: ejerzo disciplina y me cuido.

El miedo a las consecuencias de no cuidarme me tiene motivado para mantener la disciplina, ya que saber a qué me puedo enfrentar en un no deseado hipotético futuro, es suficiente para que no lo tome a la ligera. Eso y la certeza de que si me cuido, mi condición física me permitirá hacer cosas a mi edad que aún para gente sana de mi edad, no son sencillas.

Así que cuidandome me salgo un poco o quizás un mucho de las estadísticas asociadas a la diabetes, cuestión que me llena de satisfacción ya que me refleja de manera positiva el esfuerzo diario, ese despertar todas las mañanas y declarar antes que otra cosa, "solo por hoy".

Así pues, este preámbulo lo he escrito con la intención de darle paso a una serie de datos que tienen que ver con las estadísticas de la diabetes y las enfermedades asociadas, además de los números que nos ubican acerca del impacto de esta enfermedad sobre los sistemas de salud de los países y en última instancia en la economía.

Tomo la información de lo que el períodioco Publimetro publicó, precisamente, el día 14. y si bien no transcribiré todas las cifras, ennumeraré las que considero de relevancia particular.

México ocupa el décimo lugar mundial en diabetes, pero se estima que para el 2030 ascienda al séptimo.

En las dos últimas décadas se han incrementado los casos de diabetes, representando en la actualidad el 90% de los casos totales la diabetes tipo 2.

La diabetes tipo 2 se puede prevenir con sencillos cambios en el estilo de vida al abandonar el sedentarismo y modificando positivamente los hábitos alimenticios.

Las complicaciones asociadas a la diabetes que se presentan con mayor frecuencia son ceguera, pérdida de la dentadura, accidente vascular cerebral, poblemas cardiovasculares, daños a los riñones y pié de diabético.

Por cierto, una de cada tres personas con pié de diabético, terminará en amputación.

La diabetes está asociada al sobrepeso u obesidad, lo que ocurre en cada dos de cada tres mexicanos.

En el grupo de edades de los 40 a los 59 años, las complicaciones de la diabetes son la causa de uno en cada cuatro decesos.

De cada 100 personas con diabetes, catorce presentan nefropatía, diez desarrollan neuropatía (daño al sistema nervioso), diez sufren de pié de diabético y cinco habrán perdido la vista.

Como se puede apreciar, no es sencillo mantener la cordura y hacer un análisis objetivo cuando se está de este lado de la enfermedad. Por ello hoy lo escribo así, no se trata de negar lo que estoy sintiendo en ciertos momentos, sino que hay ocasiones en que el discurso "políticamente correcto" no cabe y hay que tomar al toro por los cuernos, dejar de lado los eufemismos y las conductas de evasión de la realidad y darnos cuenta que, sin arruinarle la fiesta a nadie, se puede vestir con el festivo "azul diabetes" pero manteniendo la cabeza fria y no olvidando que quien tiene información y conoce de su padecimiento, por dolorosa que ésta sea, tiene mejores armas para mantener el control. Así que ahora que ya pasó la fecha, que ya los globos se desinflaron y las serpentinas fueron barridas, sigo en control, sin perder la perspectiva, sabiendo que mi sistema endocrino no sabe de fechas ni celebraciones y tiene que recibir esa diaria ayuda para seguir operativo, por que la diabetes es la mejor muestra de que nuestra fisiología ya no trabaja en automático. Así pues, como dijera el buen Alastor "ojoloco" Moody, hay que estar en "alerta permanente"-

miércoles, 14 de noviembre de 2012

Día Mundial de la Diabetes 2012



Este 14 de noviembre pienso en dos noticias para un poco probable futuro que estoy seguro no lo serán. Que se acaba el mundo el próximo 21 de diciembre y que ya hay una cura para la diabetes. Aunque el aforismo reza que “no tener noticias son buenas noticias”, no siempre el ignorar algo implica que no exista o que no nos pueda afectar.  

Hoy por todo el mundo se lanzan felicitaciones por el día, por la diabetes, por lo que sea, pero no sé por qué, pero nunca he podido celebrar ni aceptar ser felicitado por tener diabetes. Si por el contrario, en vez de contraer diabetes me hubiera sacado la lotería, estaría recibiendo felicitaciones, invitaciones a comer y cenar (por mi pagadas, claro) y estaría estrenando parientes que ni sabía que tenía. Pero no, tengo diabetes y es una enfermedad que me va deteriorando lenta pero progresivamente y no me puedo sentir feliz por ello ni creo que quepa una felicitación al respecto.

Por otro lado, el término conmemorar, hacer memoria, me parece mejor ya que no es sinónimo de simple alegría, de festejar por festejar aunque no venga tanto al caso, sino de recordar. Recordar el que perdimos la impecable salud, que tenemos que esforzarnos mucho más, elegir y contar lo que comemos, y dejar de lado aquellos años de placeres culinarios irrestrictos. Hay que estar monitoreando la glucosa en sangre y toda esa larga lista de  cuidados que implica vivir con diabetes. Cuidados que van desde la insulina, hipoglucemiantes, medicamentos para la presión, el colesterol, los dolores neuropáticos y una larga lista que pasa por análisis periódicos, tratamientos, terapias y el penoso paso por los deterioros de salud que se van instalando para, no sólo quedarse, sino para irnos quitando capacidad, movilidad calidad de vida. Por eso no celebro ni felicito a nadie por tener diabetes. 

Aprovecho esta entrada de las no felicitaciones y las no noticias para tocar un tema que pocas veces se dice con la fuerza suficiente, pero si es que nuestro sistema de salud cumple con sus compromisos internacionales, tendrá que convertirse en un tema relevante y ser tratado con la seriedad que se merece. Me refiero a la prevención de  la diabetes, en particular la tipo 2, que ya se sabe tiene factores desencadenantes que se pueden evitar y mantener bajo control.  

Hoy la viñeta que uso se la tomo prestada del World Diabetes Atlas de la International Diabetes Federation y es una ilustración dramática de la cantidad de casos estimados de personas que en el mundo viven con diabetes y no tienen un diagnóstico. Las cifras son de espanto pues no hay nada peor que la desinformación y más en el caso de una enfermedad que requiere ser atendida antes de causar daños irreparables que pudieron ser evitados con un diagnóstico oportuno. 

En este México que tanto amo, nuestra población cuenta con las características genéticas que nos hacen propensos a padecer diabetes con mucha más frecuencia que otras poblaciones de diferente composición genética. Ello convierte al problema en uno de importancia especialmente relevante y doy mi argumento: A diferencia de otras naciones, contamos con sistemas de salud –con carencias y deficiencias pero que son de alcance popular y sumamente accesibles cuando los hay-, cosa que no ocurre en otras naciones, incluso en las llamadas desarrolladas. Ello implica que los costos directos relacionados con la atención médica no se perciban tanto en la población en general como un gasto oneroso y recurrente, aunque si bien en muchos casos la elección sea por la medicina privada muchísimo menos accesible para un bolsillo estándar. De ahí que las complicaciones graves se perciben en la pérdida de la salud y no tanto en el costo catastrófico que conllevan una amputación de extremidad inferior, una hemodiálisis, un bypass coronario y otros muchísimos procedimientos que requieren hospitalización y uso de equipo caro y personal altamente calificado. 

Sin embargo, sí se perciben en la pérdida de la capacidad de producir un ingreso digno, de la autonomía personal y se va convirtiendo uno en una muy pesada carga para la familia. Por ello cuidarse y prevenir es primordial. Ahí están los números y como dije al principio, en el caso de la diabetes no diagnosticada, las no noticias, no significan buenas noticias.

Conmemoremos este día.

miércoles, 7 de noviembre de 2012

Tengo Diabetes


                                   
Hace mucho tiempo en que no me detenía a recordar esa primera confrontación con el diagnóstico de la enfermedad y la avalancha de sentimientos que caen, así como queriendo pasar inadvertidos, sigilosamente, pero con la devastadora fuerza de un huracán y que de vez en vez regresan con una fuerza titánica para recordarme esa casi irrelevante realidad que me grita, ¡tienes diabetes!

Este blog ha sido para mi un asidero del cual pendo para no caer. Cada vez que me siento frente a la máquina, con la mente en blanco, esforzándome por tener un tema para escribir, que valga la pena compartir y que no haga huir a mis lectores, encuentro que las ideas, los asuntos, los análisis, van llegando como por arte de magia y suavemente, como una refrescante brisa. Así, el texto va llenando de negras letras la pantalla. No es garantía de éxito en mi propósito, pero al menos he logrado vencer a mis internas restricciones y de nuevo, hay algo que contar.

Hoy mi gran reto era llegar -que digo cansado, lo que le sigue- y ponerme a escribir y cuando me puse frente al teclado, férreo enemigo que provoca el tropiezo y evidencia la supina redacción y la persistente carencia ortográfica, me vi seco, con la mente totalmente en blanco y sin idea de qué poner en ese electrónico lienzo blanco que voy manchando a la de clac, clac...

Pero al final ocurrió como sucede siempre que logro hacer fluir las ideas, los recuerdos asociados a la diabetes, al diagnóstico, a las limitaciones, la marginación alimentaria, el desgaste acelerado, la pérdida de funciones y el incrementado riesgo de un infarto o un derrame cerebral, termino un poco más exhausto que cuando empecé, pero sin esa pesada carga que, en cada instante vivido, se va agregando a la conciencia del "tengo diabetes". El efecto es como si arrojara a un electrónico pozo toda esa carga emocional, las frustraciones y los dolores cotidianos. Me pongo ligero, floto emocionalmente y encuentro una renovada energía para seguir adelante. Me libera, me relaja y me complementa el día. Por ello, si hay por estos electrónicos páramos algún lector que indulgentemente se asome, podrá ver un atisbo de esa, mi muy reservada alma, que de vez en vez deja salir algún testimonio, reflejo de mi muy íntimo sentir y pensar.

Lo siento, hoy es uno de esos días de reflexión que no quiere ser pesimista, pero el topar con la realidad, como quien da contra un muro de concreto, se duele con ese dolor del coscorrón, que aunque lo sobemos, se queda un largo rato y nos permite un atisbo de imágenes de estrellas. Que no llore o no me queje no erradica el dolor que está ahí, permanentemente agazapado junto con su pertinaz secuaz, la certeza de que esta condición no tiene cura.

Cuando me siento en este estado de ánimo que se va mitigando al escribir, cada renglón es cual mítico bálsamo que restaña heridas y me va dando el espacio para ir encontrando las ideas que, en principio me sirven a mi y en consecuencia llegarán a tocar muy hondo quizás en otro espíritu atribulado por padecer diabetes.

Viene a mi mente posándose al frente, como quien se cuela en la fila, el recuerdo del peso del diagnóstico y esos primeros instantes a solas con la enfermedad; instantes que pueden durar horas, días, meses e incluso años. Pensar ¿tuve acaso yo la culpa? y luego guardar un culposo silencio, culposo pues sabemos o al menos creemos saber la respuesta y nos duele escucharla pronunciada por nosotros mismos, aunque sea en la intimidad de nuestra propia conciencia.

Pero la pregunta es, precisamente, ¿somos culpables? y me respondo, no no lo somos. Culpables no, descuidados, desordenados, quizás hasta indolentes o necios, pero no culpables. Cualquiera que sea el tipo de diabetes que padezcamos, el haberla obtenido no es una cuestión de culpa. Es cuestión de muchísimos factores, entre los que están: falla en el código genético, limitaciones de tipo metabólico, estilo de vida, tipo de alimentación, trampas sociales y educación alimentaria. Hay más, pero que con estos baste.

Que me dio diabetes tipo 1, o me cuido y me inyecto insulina o no sobrevivo. Que la que me dio es la tipo 2. Igual, a cuidarse y medicarse y hacer ejercicio o que fue gestacional. Aquí es más crítica por que el riesgo se multiplica al menos por dos.

¿Qué hacer? ¿cómo manejarlo? espero ir desgranando de aquí al día catorce, estas y otras respuestas para preguntas aún no elaboradas. Ya estoy bien a punto de tomar el último alimento de esta jornada de vida y en la expectativa de despertar mañana y como todos los días desde que tengo diabetes y me cuestiono si podré soportar otro día con esta pesada carga, hacerme del ánimo y decir como todas las mañanas: Solo por hoy...




sábado, 3 de noviembre de 2012

La Gran Prueba Azul (Big Blue Test) en la Diabetes tipo 2



Como había anticipado en la entrada de ayer -la cual se publicó hasta hoy en la madrugada dado que el reloj no quiso esperar a que terminara de revisar y pulir el texto-, hay una enorme ensalada de temas que tratar y dentro de esa variedad encuentro también, coincidiendo además con los esfuerzos de la “sociedad civil”, un tema que está teniendo una presencia muy interesante y que me encuentro frecuentemente en redes sociales. Se trata de la Big Blue Test promovida por la “Diabetes Hands Foundation” y cuya misión es poner en contacto, involucrar y dar fuerza a la gente tocada por la diabetes. El resultado más perceptible es el de despertar conciencia de y hacia la diabetes y quienes a su vez tienen varias páginas asociadas con iniciativas de cuidados, consejos e interrelación entre gente con diabetes o interesada en el tema.

Dentro de las múltiples iniciativas que ha impulsado este grupo, se encuentra la que le da nombre a la entrada de hoy y es la futuramente famosa Gran Prueba Azul o Big Blue Test, en inglés. La idea detrás de este colorido nombre es impulsar la actividad física entre la comunidad diabética mundial y probar algunas hipótesis entre las que se encuentran:

Una vida activa físicamente previene de complicaciones crónicas.

Si antes de hacer ejercicio –siempre después de asegurarnos que no lo hacemos en ayunas-, nos medimos la glucosa en sangre,  hacemos ejercicio y al finalizar volvemos a controlar glucosa, habrá una disminución de los niveles de glucosa, atribuibles a la actividad física.

Se puede iniciar un esfuerzo de concientización a nivel global y alcanzar un relativo éxito en su difusión.

Una vez que se inicia un programa de ejercicio constante, se puede continuar una vez que el beneficio personal queda patente.

Se puede ligar este esfuerzo a una causa altruista involucrando un patrocinio con un destino claro, objetivo y a favor de la salud.

Bueno, eso en términos generales es lo que he entendido de la lectura de los boletines que amablemente me llegan a través de sus múltiples medios como son la propia Diabetes Hands Foundation, Big Blue Test, TuDiabetes.org y EsTuDiabetes.org, a los cuales estoy suscrito. 

La meta fijada para este año es la de poder alcanzar las 20,000 pruebas antes del 14 de noviembre, fecha en que se conmemora el día mundial de la diabetes. La propia fundación ha lanzado un llamado urgente para que todos sus suscriptores difundan este concepto y haya cada vez más diabéticos realizando esta prueba, que va más allá de reportar un contenido de glucosa en sangre antes y después de haber realizado alguna rutina de actividad física, sino que el resultado obtenido tiene una serie de consecuencias asociadas además de la muestra de sangre y su resultado. A cada prueba reportada se obtiene un donativo de US$5.00 (cinco dólares) que aporta Roche Diabetes Care para apoyar las labores de la fundación. Esfuerzo en extremo loable ya que constituye una idea extraordinaria que combina el impulso del automonitoreo de la glucosa (el negocio de Roche), adicional a la realización de ejercicio físico tan útil en la vida con diabetes, permite formar un mapa de diabéticos conectados en la red, ayuda a educar y sensibilizar con acciones tangibles y medibles con beneficio personal (ejercicio + monitoreo) y ayuda a recabar generosos fondos para expandir la labor. Una combinación realmente ganadora.

Finalmente solamente quisiera agregar que ya desde hace un rato hago ejercicio de manera cotidiana y ahora con el programa de la Gran Prueba Azul solamente me pico los dedos antes y después del ejercicio y reporto el resultado en la aplicación que descargué de ITunes Store y me cuido, tengo evidencia documental del resultado y aporto para una muy buena causa.

¿Tienes diabetes o algún familiar, amistad o compañero de escuela o trabajo padece diabetes? Usa o Sugiérele las ligas que hoy comparto y en comunidad tratemos de construir un futuro mejor con un beneficio tangible personal en el corto plazo.


Diabetes en el mes mundial de la diabetes – Panorámica general





Aunque con casi veinticuatro horas de retraso para entrarle con todo entusiasmo al mes dedicado al tema de la diabetes, pero haciendo uso y abuso del aforismo “nunca es tarde”, comienzo este noviembre de 2012 haciendo una reflexión sobre los aspectos generales de esta dulce condición y los temas que pienso estar analizando a lo largo de este mes, en particular en el primer tramo que va de aquí al día 14, fecha en que se conmemora el Día mundial de la diabetes. 

Recordar por ejemplo, qué es la diabetes, cuales tipos de diabetes se conocen así como cuales otras condiciones que tienen desconcertados a los médicos se pudieran considerar como otros tipos de diabetes, en qué consisten las principales diferencias de los tipos de diabetes reconocidos por la comunidad médica, los casos particulares de complicaciones agudas y las complicaciones crónicas, la esperanza de vida de los diabéticos con y sin control adecuado de la enfermedad, la vida cotidiana con la diabetes y opciones de cuidados, medicamentos de última generación, la importancia del automonitoreo, el valor del ejercicio y el plan de dieta en conjunto con la atención médica, prevención y detección temprana y el costo de cuidarse vs el costo de no hacerlo.

Hay muchísima tela de donde cortar y de seguro habrá mucho de qué hablar en particular sobre lo que se hace en el ámbito de salud pública y lo que se hace en la denominada sociedad civil cuya actividad es hoy en día sumamente visible por su intensa actividad en las redes sociales. En la primera clasificación está la Secretaría de Salud Federal y las entidades estatales que de unos pocos años hacia acá hacen un esfuerzo cada vez mayor y más enfocado hacia la prevención y tratamiento temprano que en lo relativo a la atención de crisis derivadas de complicaciones crónicas y agudas de la enfermedad. Esto mucho derivado de los convenios internacionales del gobierno, pero mucho también por la reciente aceptación de que desde el punto de vista económico es mucho menos costoso prevenir y que de no hacerlo, no habrá presupuesto que alcance en el futuro. Dura realidad, pero realidad al fin. 

La sociedad civil está muy fragmentada y en lo general o carece de un presupuesto para actuar de manera contundente o sus recursos son muy limitados, en particular si comparamos estos con el poder económico del estado. Sin embargo, la gran ventaja que tienen estas redes sociales organizadas en el ámbito de la sociedad civil es la agilidad, el ingenio y un tesón digno de admiración. De estas iniciativas se han organizado grupos de pacientes y sus familiares, gente que busca conocer más de la enfermedad, su tratamiento y formas de resolver los problemas de vivir con diabetes y sus complicaciones. Ese fue el origen de las asociaciones de diabetes, los foros de pacientes y otras mil iniciativas. Hoy día contamos con organizaciones muy bien constituidas como las federaciones de diabetes que operan a nivel nacional en muchas partes del mundo y que agrupan a las asociaciones locales, formando una gran masa crítica con capacidad de voz audible en las más altas esferas de gobierno. Otro foro de organización y difusión son las redes sociales en donde aparecen cada vez con mayor frecuencia sitios que van aglutinando a los interesados en el tema y ayudan en el esfuerzo de difundir información sobre la enfermedad y otros temas relacionados. En algunos casos incluso, la difusión de programas de apoyo, iniciativas de donación de medicamentos o accesorios de monitoreo u ofertas sobre productos relacionados. Hay también, como es mi caso, muchísimas páginas con formato de blog vaciando cualquier cantidad de información, opiniones, recetas, ejercicios y hasta expresión fuerte de estado de ánimo sobre la diabetes. 

Ya no estamos solos los diabéticos y esta reflexión, hoy, es el inicio de un esfuerzo que espero mantener diario a lo largo de lo que queda del mes como un virtual e-granito de arena en el sentido de una mejor vida compartida con la diabetes.

domingo, 23 de septiembre de 2012

La Diabetes y el envejecimiento.



Conforme la medicina y los estándares de vida van mejorando para la población en lo general, una consecuencia no prevista pero muy bienvenida es el alargamiento de la expectativa de vida en lo general. 

Consultando datos demográficos y la estimación del lapso de vida promedio en la humanidad desde las primeras eras en que nuestra humana especie asienta sus reales sobre la superficie del planeta, esta medida de la esperanza de vida ha venido marcando un aumento, excepto por ciertos períodos históricos en que por razones de guerra o epidemias, como fue el caso de la Peste Negra en la Europa medieval, en que esta esperanza se redujo notoriamente. Así, mientras que los individuos del Neolítico podían esperar vivir unos veinte años en promedio, en las edades de bronce y de hierro, ésta se incrementó por dos años en promedio. Tanto en la Grecia y Roma clásicas esta cantidad asciende a los 28 años y en la Norteamérica precolombina la tasa promedio varía de 25-30 años. 

Si bien estas cifras nos muestran un sostenido crecimiento de años por vivir en las sociedades conforme los beneficios derivados de la civilización se reflejan en mayor bienestar, mejor atención médica y métodos de prevención de enfermedades, también nos marcan efectos negativos de este nuevo tiempo ganado a la naturaleza. Los efectos de los que estamos conscientes en mayor grado son el incremento de la población que presiona sobre el medio ambiente y los recursos naturales y la aparición y proliferación de enfermedades antes desconocidas o muy raras.

Una buena manera de verlo podría ser la de considerar que mientras que los humanos del Neolítico habían ya vivido una vida completa a los 20 años en promedio y ya incluso habrían transmitido todos sus conocimientos a la siguiente generación joven, preparándose al fin de su ciclo de vida, en este siglo XXI, tal ha sido el incremento de la esperanza de vida –casi se ha cuadruplicado-, que las sociedades buscan mandar a sus jóvenes apenas llegados a la edad adulta a estudiar a una Universidad o su equivalente, para comenzar a prepararlos en la obtención de los conocimientos y habilidades que deberán adquirir para desarrollarse en el medio social humano los siguientes 40-50 años por vivir. De meditar profundamente.

Todo el anterior repaso sobre datos de carácter demográfico pretenden ubicarnos en el tema que deriva de un correo recibido de mi buen amigo Santiago, quien compañero en esto de envejecer siempre encuentra cosas interesantes para compartir y en esta ocasión me mandó un artículo (aunque no vienen referencias de la fuente), pero que luego de una exhaustiva investigación encuentro que se basa en un artículo intitulado “Midlife Fitness and the Development of Chronic Conditions in Later Life”, que traducido libremente significa algo así como “Acondicionamiento físico en la edad madura y el desarrollo de condiciones crónicas en la ancianidad” y que fue publicado en el numero de agosto del 2012 de la revista Archives of Internal Medicine y del que aprovecho para tomar algunas citas, cifras y comentarios, para tratar el tema de hoy.

En el artículo, la mención sobre la edad hace hincapié en que vivir más no implica vivir mejor y que aunque en algunas naciones del primer mundo la esperanza de vida roza los 80 años, el deterioro asociado a la edad avanzada no hace este tiempo extra un sitio feliz para vivir. Entre otras muchas enfermedades, la diabetes y las de tipo cardiaco afligen de forma particular a la población que va envejeciendo, aun cuando en muchos casos no hayan llegado a la categoría de “ancianos”, generando una condición denominada “prolongación de la morbilidad”. Es decir, el tiempo que se vive sufriendo una enfermedad, lo que nos lleva al concepto de ¿Vivir más vale la pena si se va a vivir sufriendo? ¿Es el sufrimiento prolongado una condena -Karma dirían en el oriente-, un futuro ineludible para quienes sobrevivimos otro día más? Bueno, de acuerdo con el artículo, depende mucho de nuestros hábitos de ejercicio y la condición física con que lleguemos a una edad avanzada.

Resulta que el equipo que reporta sus hallazgos, los investigadores del University of Texas Southwestern Medical Center and the Cooper Institute in Dallas, hicieron un estudio con 18,670 mujeres y hombres de mediana edad que desde 1970 habían visitado al Cooper Institute para un chequeo médico. La edad promedio del grupo fue de 49 años y todos eran sanos y sin enfermedades crónicas en su primer chequeo en que hicieron la prueba de esfuerzo para determinar su condición aeróbica. Con base en estos resultados se dividió al grupo en cinco diferentes categorías, donde la mayoría quedó -como sucede en la vida urbana moderna-, en la sección de menor condición.

Posteriormente, en una comparación de datos hecha por vez primera para este tipo de estudios, se revisaron los siniestros médicos (Medicare) desde 1999 hasta el 2009, tiempo en que la mayoría de los participantes habían alcanzados la séptima u octava década de vida. Los investigadores encontraron que aquellos que habían sido los de menor condición al momento del chequeo inicial, también fueron los más propensos a desarrollar una variedad de padecimientos crónicos tales como Cardiopatías, Diabetes, Alzheimer y cáncer de colon o de pulmón.

Por otro lado, los adultos con mejor condición en sus 40´s y 50´s aunque también desarrollaron frecuentemente muchas de las condiciones arriba anotadas, estas aparecieron de manera notable mucho más tardíamente que en los primeros. De forma típica, aquellos con mejor condición aeróbica vivieron con enfermedades crónicas en sus finales cinco años de vida, mientras que los que tuvieron menos condición aeróbica vivieron sus últimos 10, 15 o incluso 20 años con éstas.

Como suele suceder en estos estudios, si bien al publicarlos sus autores aceptan que aún hay mucho que investigar y que no son concluyentes, se observa una tendencia clara y una innegable correlación entre un buen estado de salud física y una rutina sana de ejercicio, preferentemente del tipo aeróbico. Esto es, mantener un estilo de vida activo coadyuva a una mejor calidad de vida en el largo plazo.

Sé que un solo caso no hace ciencia y cuando mucho puede citarse como una confirmación o una posible excepción a la regla. Sin embargo muchos diabéticos tipo 2 (DM2) estamos más que ciertos que nuestra condición aparte de ser una consecuencia de genes propicios para desarrollar nuestra condición, mucho contribuyó a nuestra mala fortuna un estilo de vida con poca actividad física y un exceso en la ingesta de calorías. En mi caso, la cuenta me llegó a la tierna edad de 49 años –edad en que los sujetos del estudio apenas comenzaban su período de seguimiento- como un balde de agua helada y me ha dado hasta ahora doce años de convivencia con la DM2 y todo lo que ello implica con el paso del tiempo. Sin embargo, a pesar de los pronósticos pesimistas de médicos, amigos, familiares y un largo etcétera, he logrado y hasta ahora mantenido lo que parece ser la meta más difícil en alguien con diabetes; mantenerme en control de mis niveles de glucosa, lípidos y tensión arterial. Casi todas las mañanas alrededor de las seis hago presencia en el gimnasio donde uso los aparatos de ejercicio aeróbico, los de fuerza y tono muscular (músculo devorado por los picos de glucosa) y la alberca semi-olímpica en la cual suelo nadar un mínimo de 750 m por vez.

No se trata de hacer alarde de mi capacidad atlética, o buscar el aplauso por ser “aplicado” sino reforzar la idea de que el ejercicio es una pieza clave en el “bienestar” ese bien estar con uno mismo, pues me permite seguir activo, mantener a raya las complicaciones crónicas de la DM2 y pensar que existe un futuro pleno a pesar de los achaques de la edad y las obligadas limitaciones que nos impone una vida con enfermedades crónicas que no solo llegan a fastidiarnos la existencia y además evolucionan hacia peor cada día. De nuestra actitud y esfuerzo depende que para salirse con la suya se tomen más tiempo, mucho más que si no hacemos nada. Así que mi recomendación final es, no lo dejen para mañana; hoy es la fecha para hacer del futuro un lugar donde valga la pena vivir.


domingo, 9 de septiembre de 2012

LADA (Latent Autoinmune Diabetes in Adults) o Diabetes Autoinmune Latente del Adulto





Desde hace algún tiempo traigo atravesada la idea de escribir acerca de una relativamente nueva denominación para las ya varias clases de la muy conocida diabetes y por eso hoy, después de un buen rato de pesquisas y estudio comparto mis hallazgos al respecto. 

Primero que nada y de acuerdo al conocimiento común compartido por cuerpo médico y pacientes, existen a saber cuatro tipos conocidos de diabetes mellitus: Diabetes tipo 1 (DM1), Diabetes tipo 2 (DM2), Diabetes gestacional (DG) y la derivada de causas externas como enfermedades o tratamientos con algunos tipos de medicamentos. Aunque muchos médicos están de acuerdo en dichas clasificaciones, también se han encontrado casos que no corresponden a ninguno de los criterios para ser clasificados dentro de cualquiera de estas categorías y conforme avanzan los estudios y la información estadística se va compartiendo a mayor número de centros de salud, se nota una tendencia al incremento en estos casos “extraños”. 

Y no sólo se trata de encontrar coincidencias para definir el origen, el tratamiento y el pronóstico de la enfermedad, sino de entender las –a veces muy sutiles-, diferencias entre cada tipo de diabetes. Como ejemplo podemos tomar la DG y la DM2 que su comportamiento es casi idéntico, excepto que en muchos casos -la mayoría de hecho-, la condición de diabetes gestacional (DG) se retira casi de inmediato después del parto y en pocos casos prevalece como diabetes tipo 2 formalmente instalada. Sin embargo el pronóstico más común en estos casos de DG sea el de la aparición eventual de la diabetes tipo 2 algún tiempo después,  si no se toman medidas de control con el equilibrio calórico (alimentación sana, ejercicio y control de peso). Aun así, no son iguales la DG y la DM2 aunque se les reconoce un origen metabólico muy parecido.

Como todo lo que ocurre en la investigación, conforme se va desarrollando más el conocimiento médico y se van recabando mejores datos para análisis, se van reconociendo formas nuevas de enfermedades o padecimientos que obviamente antes pasaban inadvertidas, ya sea por falta de un diagnóstico acertado o por haber sido confundidas con algo más, a falta de mayor capacidad para hacerlo de forma correcta.

Y ya entrando en materia, la realidad es que de manera cotidiana solamente se suelen tomar en cuenta los dos principales tipos de diabetes, la DM1 y la DM2 y cuando se han encontrado diferencias o discrepancias en la forma de evolucionar de la enfermedad o a la forma de responder al tratamiento, se le ha dado por clasificar estos casos como “subtipos” de diabetes que requieren combinaciones especiales de medicamentos de control o terapias más agresivas, a veces en hospitalización intensiva. La clasificación de los diferentes tipos de diabetes establece rangos. Por ejemplo, a los niños y jóvenes hasta los 30 años se les reconoce la DM1 y a los adultos mayores de treinta la DM2, para la mayoría de los casos. Sin embargo, hoy día sabemos que los niños y adolescentes pueden desarrollar DM2 y algunos adultos mayores de 30, 40 y más años, pueden también presentar la DM1 y de los casos “extraños” que no se apegan a las definiciones tradicionales de DM1 o DM2 el más común ha sido bautizado como LADA (por sus siglas en inglés) y que se refiere a la “Diabetes Autoinmune Latente en Adultos” y según parece a este tipo de diabetes pertenece aproximadamente el diez por ciento de los casos totales de diabetes en el mundo, lo que coloca a la LADA en números muy similares a la DM1 o probablemente más extendida.


Y si ya hace algunos años que se empieza a hablar de este tipo de diabetes ¿Por qué no sabemos más al respecto? Como decía arriba, en muchísimos casos es mal diagnosticada y lo más frecuente es que se le diagnostique como una DM2 que no reacciona adecuadamente a monoterapia con hipoglucemiantes y que responde a combinaciones de éstos con insulina o como una DM1 de evolución lenta. Como quiera que sea, a pesar de que se empezaron a recabar datos del fenómeno LADA desde los años 70 del pasado siglo, a la fecha hay aun mucha incertidumbre sobre cómo definirla adecuadamente, cómo evoluciona y cuán importante sería para los pacientes que la padecen estar informados de ello.

Entonces, el panorama de la diabetes LADA se va definiendo de acuerdo a pistas halladas más bien de forma accidental durante un proyecto de investigación sobre la DM1 y la forma de identificar las proteínas denominadas “anti-anticuerpos” cuya presencia en la sangre constituye una evidencia del ataque que deriva en la destrucción de las células beta del páncreas, desde el propio sistema inmunológico de los pacientes con DM1, eliminando la posibilidad de producir insulina. 

Para validar la prueba, había que demostrar la exclusividad de la presencia de la dichosa proteína en casos de DM1, para lo cual los investigadores también buscaron los mismos anticuerpos en la población en general, incluyendo gente con DM2, la cual no es autoinmune. Pero para sorpresa de los investigadores, si bien en la población en general no apareció dicha proteína –como era de esperarse-, en casi el diez por ciento de la gente con diagnóstico de DM2, sí apareció. Eso implica que aunque los síntomas son prácticamente idénticos a la DM2, hay una diabetes de origen autoinmune y se las considera LADA a esos casos. Si bien aun no se ha establecido de forma precisa esta distinción en la comunidad médica y no existe una denominación universalmente aceptada pues hay médicos que prefieren llamarla DM1.5 o incluso niegan sea diferente a la DM1

Actualmente se busca establecer criterios homogéneos para su diagnóstico entre los cuales se deben de considerar los siguientes:

1. La presencia de auto-anticuerpos en la sangre
2. Edad adulta al presentarse la Diabetes
3. La no necesidad de tratar la diabetes con insulina por los primeros seis meses después del diagnóstico, asumiendo una detección temprana.

Como se puede observar, las diferencias principales entre LADA con la DM1 y DM2 es que en la DM1 se requiere de insulina de inmediato y en la DM2 no hay anti-anticuerpos presentes en la sangre. Esta diferencia abre el debate sobre si los criterios anteriores son lo adecuado para el diagnóstico de la LADA. Todo esto ha despertado una nueva controversia dentro de la comunidad médica. Controversia que va mucho más allá de definir si el nombre es LADA o DM1.5 o cualquiera otro. A lo que lleva, finalmente es a tratar de encontrar y demostrar que los diferentes tipos de diabetes que conocemos tienen o no un origen genético similar. Por lo pronto se sabe que la LADA está más cercana de la DM1 que de la DM2 por el lado de la proteína asociada a los anti-anticuerpos que no aparecen en la mayoría de los casos de DM2, pero también se han encontrado diversos tipos de proteínas asociadas a anti-anticuerpos, que aparecen más abundantemente en pacientes con DM1 que con LADA, lo cual explicaría también la diferencia en la velocidad de deterioro de la función productora de insulina. 

En fin, el dato es interesante pues pudiera ser la luz hacia una metodología mejorada y más acertada para tratar a muchos pacientes diagnosticados como DM2 y cuyos organismos no reaccionan adecuadamente a los tratamientos con hipoglucemiantes, dieta y ejercicio, hasta que son tratados con terapias de insulina. Quede esto en el espacio de la reflexión personal y el auto monitoreo, pues nosotros somos los primeros que percibimos si algo anda mal y nuestro tratamiento comienza a perder efectividad, mucho antes que el equipo médico que nos controla, ya que ellos sólo nos ven de vez en cuando y si a ellos se les pasa, puede ser sumamente perjudicial en el mediano y largo plazo.



domingo, 5 de agosto de 2012

Tomando temas prestados.



El Pasado 16 de julio pocos días hace, falleció Stephen R. Covey, uno de los gurús de negocios más influyentes entre las décadas de los noventas, hasta la actualidad. Aunque este espacio no está dedicado a tomar asuntos de la administración de empresas, el recordar a Mr. Covey tiene una razón muy particular, para lo cual hago un poco de memoria al respecto.

El pilar de su famoso negocio de consultoría se basó en el concepto convertido en éxito editorial denominado “Los 7 hábitos de la Gente Altamente Efectiva” y en ese numerito está la base del tema de hoy. La referencia la anoto, puesto que uno de los efectos que tuvo este enfoque de los 7… que tomó y retomó usándolo para escribir múltiples libros que trataron temas que abarcaron desde la administración del tiempo laboral y personal, hasta el relacionado con la educación de los hijos, pasando por la construcción de un matrimonio exitoso. El común denominador, es que siempre se trataba de 7 principios que él iba elaborando a lo largo de cada uno de sus libros. Como resultado, he visto aparecer cada vez con más frecuencia, grupos de recomendaciones, principios, consejos, etc. que se enumeran en grupos de siete, en vez del tradicional “decálogo” que iniciando con los bíblicos mandamientos, se había convertido en el referente. Este nuevo enfoque de concentrar en siete, ha encantado pues tiene un toque de modernidad y es, sin dudarlo, muy original.

Una vez que estamos en el enfoque de los siete, paso a justificar el título de la entrada y es que navegando por la página de la Federación Mexicana de Diabetes, ejercicio que hago frecuentemente con el ánimo de encontrar novedades -ejercicio que nunca falla-, me encontré una colección de preceptos titulada “7 puntos que nos conducen al camino saludable”. Título que además de contener el cabalístico número siete, suena de lo más Zen.

Pero al revisar los siete puntos publicados, me parecen de una sencillez estupenda y el compartirlos así, tal cual y sin ningun comentario adicional será suficiente en esta ocasión. Mi sugerencia al respecto es el de hacer una lectura pausada, cuidadosa e ir digiriendo cada uno de los consejos o puntos según los nombra el documento y hacer el análisis de cuáles ya incorporamos a nuestra vida diaria y ponernos una palomita de aprobado y los que aun no, ponerles una fecha para alcanzar la meta.
  
1. Comer saludablemente: Llevar un plan de alimentación personalizado y adecuado a las necesidades y gustos de la familia es básico para nutrirnos bien, para mantener o conseguir un peso adecuado y sobre todo para controlar nuestros niveles de glucosa. 
2. Mantenerse activo: Establecer un plan de actividad física constante y de acuerdo a nuestra condición personal ayuda a normalizar los niveles de glucosa y contribuye al control metabólico. Caminar 30 minutos diarios 6 veces a la semana es suficiente para a ver resultados. 
3. Medir constantemente los niveles de glucosa: Llevar un registro diario de estas cifras proporciona una herramienta de gran ayuda para el médico y el educador en diabetes. Permite la modificación del tratamiento con base en la observación de las fluctuaciones de glucosa. 
4. Seguir el tratamiento médico: Los antidiabéticos orales y la insulina apoyan en el control de los niveles de glucosa. 
Es necesario conocer su función y los efectos que producen en el organismo, así como sus horarios. Todo esto deberá relacionarse con los alimentos y la actividad física. 
5. Aprender a enfrentar retos cotidianos: LA EDUCACIÓN es la piedra angular en el control de la diabetes. Un paciente que se conoce y que conoce su condición reduce la posibilidad de presentar complicaciones y, por ende, garantiza una mejor calidad de vida. 
6. Tomar una actitud positiva y adaptarse sanamente al nuevo estilo de vida: Implementar técnicas que ayuden a relajarse y a incorporar la diabetes a la vida para aprender a vivir mejor con ella. 
7. Reducir riesgos: Aprender sobre las complicaciones agudas y crónicas de la diabetes y cómo prevenirlas. Además es importante iniciar una revisión periódica por especialistas (oftalmólogo, odontólogo, etc.) para su detección y control oportuno.

Hasta la próxima entrada.

martes, 31 de julio de 2012

Diabetes tipo 2 y el correcto autocontrol. ¿Es posible acaso? (Parte 3)



Continuando con el tema y con la intención de concluir esta breve serie –que no el tema que tiene mucho de donde cortar-, sigo adelante con esta entrada en la que quisiera ver otros aspectos relacionados con el correcto autocontrol.

Si resumimos las anteriores entradas que versan de manera principal sobre el documento denominado “Autocontrol de la glucemia en la diabetes de tipo 2 sin tratamiento con insulina”, observamos que se trata de una serie de recomendaciones a los profesionales de la salud sobre la forma de obtener datos confiables en base a parámetros estándar en cuanto a frecuencia y horarios en la toma de muestra en un esquema denominado ACG. Esto tiene la doble ventaja que le da al cuerpo médico una medida estandarizada como base para medir la efectividad del tratamiento prescrito, como al paciente una rutina de auto monitoreo que le otorga un marco de referencia y disciplina que le puede aportar a llevar un mejor estilo de vida con mayor apego a las medidas prescritas. 

 Pero además de uno picarse los dedos con mucha dedicación y constancia para obtener ritualmente el valor que el cuerpo médico solicita y, aceptémoslo, nos va dando la precisión del dato para vivir tranquilos o en angustia, según sea el caso, hay mucho más en el menú que el tomarse medición de la glucosa o ir al médico o a los análisis periódicos en laboratorio. En este menú cabe ese listado de acciones, cuidados, conciencia y bien hacer que nos ayuda a “ir tirando” a falta de un metabolismo saludable. 

Si lo dividimos en áreas para poder ir desmenuzándolo, aunque sepamos que al final se trata de acciones que van, como en la sopa de pollo, que aunque hagamos la lista de ingredientes, nunca tendremos una buena sopa de pollo si los ingredientes no van mezclados en la proporción y sazón adecuados. 

Así pues, comenzamos, precisamente, con la alimentación. Este tema ya me ha obligado a escribir un montón de veces con diferentes enfoques y siempre, siempre, habrá algo nuevo que agregar. Por ejemplo, el concepto de dieta y para mejorarle, el de dieta de diabético. Interesante, ¿no? Pero sencillamente complicado o para aclararlo más, complicadamente sencillo. Primero que nada y pregonando nuevamente el concepto, dieta tiene hoy en día el concepto más equivocado posible puesto que se ha convertido –erróneamente- en sinónimo de privación, hambre y alimentarse de cosas que no tienen sabor o, peor aún, saben a rayos. Por extensión, dieta de diabético es lo mismo, pero peor puesto que se cree que a un diabético se le debe prohibir que coma cualquier cosa que tenga más sustancia que una hoja de lechuga y sin sal ya que sufrimos de la presión. 

 Nada más equivocado que esos pensamientos. Una dieta es simple y sencillamente lo que en un día come una persona, cualquier persona, sin estar limitado el concepto ni a la calidad ni la cantidad. Es decir, si soy atleta de alto rendimiento y como una dieta abundante en proteínas y carbohidratos, esa es mi dieta; si soy diabético y como una dieta balanceada con restricciones en cantidad y contenido energético de lo que entra en mi plato, esa es mi dieta. Es decir, la dieta se define a partir de lo que como en el día a día y no al revés. Por eso, a veces es un poco difícil aceptar el concepto y hay quien para quitarse de encima el peso de la palabreja, le llaman plan de alimentación. Como quiera que se llame, lo importante es que mi dieta sea sana, suficiente, atractiva y sabrosa. Si cuento con la asesoría de personas expertas en nutrición, me orientarán sobre qué es recomendable y qué no para mi dieta. 

Por otro lado, se ha demostrado en evidencias arqueo antropológicas que los humanos requerimos de hacer mucho ejercicio para evitar que el llamado “gen ahorrador” nos lleve a ganar peso acumulando grasa y por sedentarismo adquirir o empeorar la condición de diabéticos. Por ello, moverse en grado de ejercicio aporta también una enorme contribución a nuestro bienestar. El sueño es otro factor que aunque poco considerado, comienza a demostrar su importancia en los desórdenes de tipo metabólico, la diabetes como el más importante y el dormir bien o mal está siendo cada vez más observado ya que en una serie de estudios de campo se ha encontrado que la falta de sueño, el insomnio o el realizar trabajos nocturnos eleva el contenido de glucosa en sangre, además de que favorece la aparición de obesidad o su incremento si ya estaba presente cuando la condición de falta de sueño se presenta. Entonces, dormir bien se convierte en parte de la receta para un auto cuidado exitoso. 

Medicamentos es el siguiente ingrediente a considerar. Ya fuimos al médico, nos dieron nuestro plan de autocontrol de la glucemia (ACG), nuestro plan de alimentación (dieta, para los que no temen pronunciar su nombre), nos recomendaron una rutina de ejercicio y nos recetaron algún medicamento o combinación a tomar en períodos específicos del día. Lo que sigue, es apegarse con mucha precisión a todo el tratamiento y seguir al pie de la letra la receta recibida. 

Para el día de hoy, solo me queda un ingrediente para añadir a la receta. Aprendizaje y mucho, el más que se pueda. Entre más sepamos de nuestra enfermedad, menos trabajo nos costará cuidarnos y será más fácil apegarnos a nuestro tratamiento integral. Recordemos que el conocimiento es poder y en el caso de la diabetes, me da el poder sobre el control de la enfermedad de acuerdo con una consulta informada, donde me queda claro que es lo correcto por hacer, me permite eliminar mitos infundados y quizás lo más importante, mantenerme alejado de los charlatanes, los remedios cuestionables y los peores de todos, los productos milagro. Así pues sin dar un curso de cocina, ya tenemos nuestra “sopa de pollo” para el auto cuidado de la diabetes. Ahora lo que queda es incorporarla diario a nuestro estilo de vida.

En fin, he llegado al final de esta serie, que no del tema y como siempre, quedo abierto a comentarios, opiniones y cualquier información que ayude a arrojar buena luz sobre el tema.